que sean, tienen al menos un loco;
yo conocí a Toño, el que poco
a poco, se fue arrancando las greñas.
A Toño le encantaba hacer señas
al pronunciar su discurso barroco:
"soy amo y señor de lo que toco,
domino cumbres y conquisto peñas".
Y sin más decir, se marchó erguido,
por la alameda al caer la tarde...
feliz y también rejuvenecido
por los minutos en aquella tarde,
durante los que había sentido
que su loco corazón aún arde.
Oxon Hill MD
09AGO013
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