Solo... en la mesa de la esquina
te dejo mi corazón en propina,
también el deseo que se esfumó
y el viejo suspiro que inició
frenética búsqueda anodina
de aquella maldita medicina
para ser el hombre que más te amó.
Desgarradas mis burdas ilusiones...
páginas cegadas de los recuerdos
que nunca atesoré a montones.
Mi corazón no acepta acuerdos,
ni mi alma entiende de razones...
¡Arrojaste mi amor a los cerdos!
Washington DC
28JUL014
No comments:
Post a Comment